En Bercianos de
Valverde
debe existir un
poder
que no se puede entender
razonando normalmente
Muy difícil ha de ser
que quien no ha nacido allí
pueda entender por qué a mi
me parezca leal deber
el hecho de visitarlo,
de ver a sus labradores,
de quererlo, de admirarlo,
de embriagarme en sus olores.
De subir por sus laderas,
de atruchar el castrón,
pasear hasta el sardón
o bajar por sus veredas.
Allí yacen enterrados
abuelos y antepasados
en la tierra que sudaron
cuando la vida dejaron.
Allí no penetra el manto
con que se cubre uno fuera
de vanidad y maneras
propias del desencanto
que en la capital impera,
por exigencias del guion,
de alcanzar una quimera
de aspecto y presentación.
Allí, en fin, nos conocemos
jugamos desde rapaces,
sabemos do procedemos,
y de qué somos capaces.
Allí juntos recordamos
los tiempos que se pasaron,
allí nos enamoramos
y allí nos desengañaron.
Allí hay un grito de silencio
que reclama mi presencia
lo distingo y diferencia
cuando maldice mi ausencia
Bernardino García Díez
En recuerdo y memoria con
cariño.